Mira aquí las
FOTOS de los Unitarios Universalistas en el Parlamento de las Religiones
El
Parlamento de las Religiones del Mundo puso fin a su tercera edición de la era moderna (cuarta si contamos el casi legendario Parlamento inaugural de 1893) el pasado 13 de julio con el estruendo de los timbales japoneses del Taiko Ensemble. Más de 7.000 participantes procedentes de 85 países (aunque se calcula que un 30%-40% eran españoles) se reunieron durante siete días para discutir sobre "la sabiduría de escuchar, la fuerza del compromiso", celebrando su diversidad y conviviendo y colaborando a pesar de (o quizá gracias a) sus diferencias.
Aunque los cuatro ejes principales del encuentro tenían que ser la violencia por motivos de religión, el acceso a agua potable, el destino de los refugiados y la eliminación de la deuda externa (tal vez problemas demasiado grandes para querer solucionarlos en siete días, razón por la cual los organizadores se limitaban a solicitar compromisos individuales a través de "actos sencillos y profundos"), estas discusiones quedaron en segundo plano ante la avalancha de 500 debates, talleres y mesas redondas, películas, simposios paralelos y la llegada de estrellas mediáticas como el escritor de la Nueva Era
Deepak Chopra o el teólogo católico rebelde
Hans Küng. Ni la inesperada ausencia del
Dalai Lama (oficialmente bajo vigilancia médica a causa de la fatiga y el estrés), ni la precipitada despedida de la Premio Nobel de la Paz,
Shrin Ebadi, consiguieron empañar el éxito indiscutible de este acontecimiento.
Más de 35 Unitarios y Universalistas de todo el mundo asistieron al Parlamento. El
Consejo Internacional tuvo el acierto de estar presente con un "stand" en la sala de exhibidores, donde los distintos grupos, colectivos, movimientos y editoriales exponían su información y sus catálogos a la mirada de los curiosos. Esta "mesa UU" se convirtió rápidamente en punto de encuentro y lugar de generación de iniciativas conjuntas para los UU presentes en el Parlamento como, por ejemplo, el servicio religioso UU internacional que celebramos la noche del viernes 9, con unos 24 asistentes de cinco países.
También fue el mejor centro de información de que han dispuesto los Unitarios Universalistas españoles desde su formación: repartimos más de 150 trípticos informativos sobre la
Sociedad Unitaria Universalista de España y sus congregaciones de Madrid y Barcelona, así como sobre la
web UU-Hispano.
La SUUE también participó con una mesa redonda sobre Miguel Servet y la libertad de conciencia, en colaboración con el Instituto de Estudios Miguel Servet (
www.miguelservet.org) de Aragón. Esta actividad fue un gran éxito, con más de 60 participantes que llenaron la sala por completo. La actividad se había anunciado por todo el centro de convenciones gracias a unos grandes carteles impresos por el Ayuntamiento de Villanueva de Sigena, localidad natal de Servet. Participaron el ministro unitario y Secretario Honorario del
Congreso Mundial de las Fes, Rvdo. Richard Boeke, así como los expertos servetistas Dr. Fernando Solsona y los profesores Ana Gómez Rabal y José A. Ferrer Benimeli.
Otra importante actividad UU fue la realizada por la Rvda. Barbara Whittaker-Johns, de la iglesia UU de Arlington, Massachusetts, sobre el tema "Dios desde una perspectiva unitaria universalista". Describió la nueva comprensión de lo divino que tenemos hoy como una realidad evolutiva y como parte integrante de la constitución de nuestra propia estructura cerebral, según los descubrimientos más recientes de la ciencia neurobiológica. Barbara sugirió la práctica de "contar nuestras propias historias personales" en pequeños grupos, a modo de relatos míticos o iniciáticos que hablan de nuestro propio despertar individual a lo espiritual, o esos momentos de lucidez e iluminación que podemos experimentar en las situaciones más inesperadas o triviales.
Aunque el Parlamento de las Religiones ha finalizado sin una declaración final, todos nos sentimos privilegiados por haber formado parte de un evento tan relevante y significativo. Para mí, simplemente el haber sido testigo de ver que tantas personas distintas, de orígenes y culturas tan diversos, con tradiciones, ropajes y hábitos alimenticios tan dispares, podían charlar despreocupadamente entre sí en los pasillos o en pequeños grupos, ayudándose mutuamente, enseñando y aprendiendo unos de otros, compartiendo las cosas y caminando juntos en paz, fue el fruto más esperanzador de todo este gran acontecimiento, más allá de los grandes discursos repletos de buenas intenciones de los organizadores y oradores principales.
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