Noticias Unitarias Universalistas

Muchos de los asistentes a la reunión de Oberwesel, Alemania, indicaron que deseaban una mejor comunicación con el Comité Ejecutivo del ICUU y entre los grupos integrantes. Esperamos darle un giro al sitio web que lo haga más vibrante e incluyente, y finalmente dar a nuestra incansable webmaster, Polly Guild, el descanso que desea y ciertamente merece. Como primer paso, espero publicar una columna mensual. Supongo que un buen lugar para empezar es comentar un poco sobre mí mismo y sobre por qué esta organización se ha vuelto tan importante para mí.

Mi nombre es Brian Kiely. Vivo en Edmonton, Canadá, una remota pero vibrante ciudad en las planicies de mi país. Estoy en mi XX año como ministro y en mi XI año de servicio de tiempo completo a la Iglesia Unitaria de Edmonton, una congregación de unas 300 personas. He servido en la Mesa Directiva del Consejo Unitario Canadiense, e incluso la presidí por 2 años. Soy egresado de la Escuela Teológica Meadville/Lombard, el seminario unitario en Chicago, Illinois.

Y lo que tal vez es más importante, estoy felizmente casado con Teilya y locamente enamorado también de mis dos hijas, Lily y Elora. Disfruto de cocinar...y de comer, y de vivir la vida tan plenamente como puedo.

En cuanto a por qué me involucré en el ICUU,quizá la mejor forma de explicarlo es con la homilía que di en el servicio de adoración en Oberwesel que compartí con el Rvdo. Derek McCullough de Nueva Zelanda.

Hace dos años asistí a mi primera Conferencia del ICUU, en Montserrat, en Cataluña. Estaba nervioso. Todo era muy nuevo. Sabía que encontraría expresiones del unitarismo y del unitarismo universalista que serían muy diferentes de la mía propia. Que conocería a personas que tendrían creencias más firmes y más definidas que las mías. Soy canadiense, ser alguien definido es algo ajeno a nosotros. En un concurso de un programa de la CBC se buscaba una frase que definiera algo como completamente canadiense —tal como la frase "Tan americano como la tarta de manzana", elegimos: "Tan canadiense como es posible dadas las circunstancias".

Añadan a eso que soy un unitario canadiense. Definimos a nuestra iglesia principalmente por lo que no creemos: "Bueno, nosotros no ...esto o aquello". Algunos de nosotros ni siquiera sabemos decir lo que creemos.

Así que ¿cómo me iría en un lugar con tal diversidad —geográfica, cultural, de declaraciones de fe? Estaba nervioso.

Para mi deleite, encontré una comunidad en la que aprender uno del otro era más importante que hablar, en la que se investigaban honestamente las visiones y creencias de los otros. Y cuanto más participaba en más conversaciones, o en los servicios de adoración unitarios y unitarios universalistas de diferentes sabores de alrededor del mundo, descubrí un hilo común. Al principio de esta reunión, el Rvdo. Istvan Kovacs de Transilvania habló de cómo la savia vitalizante llega a nosotros elevándose desde las raíces de nuestro pasado, pero cómo esa savia es renovada y transformada por la luz solar del presente en crecimiento de nuevas hojas y ramas. Compartimos la búsqueda del libre cuestionamiento en cualquier cultura en que exista la iglesia. Hay la búsqueda de un entendimiento espiritual personal más profundo del unitarismo en el mundo. En tercer lugar, hay un compromiso de vivir un entendimiento personal del unitarismo en el mundo, con lo que quiero decir que todos respondemos al llamado de la justicia social de alguna manera apropiada a nuestros países. Y finalmente, hay también una pasión de crear comunidades significativas.

Desde mi visión, estos son los valores centrales de raíz que encontré en las reuniones de Montserrat, los valores centrales de raíz que vinculan a nuestras diferentes expresiones de los ideales unitarios y universalistas alrededor del globo. Darme cuenta de eso me conmovió profundamente. Cuando mi compañero de conducción de la adoración el Rvdo. Derek McCullough de Nueva Zelanda, y yo, compartimos el Encendido del Cáliz, observamos que venimos de muy lejos en el mundo y que compartíamos un vínculo histórico con el Reino Unido. Al mirar diferentes rostros alrededor del salón, cuando escucho tantos acentos e idiomas nativos, me sorprende nuestra asombrosa diversidad. Y con todo, sigo sintiendo, al escuchar más profundamente, que estas raíces del unitarismo muestran un vínculo común, la tradición común. Cada uno de nosotros es una bella hoja, una bella variedad, una expresión única de esos valores centrales de raíz.

Me encantaría recibir sus comentarios directamente. Pueden dirigirse a: brikie@aol.com.

Alabada sea la flama de nuestra fe,

Brian

Etiquetas: Brian Kiely, ICUU, unitarismo